por Gabriele Cantaluppi
Don Guanella, en su conducta exterior, testimoniada por los hermanos cercanos a él y en sus escritos, constituyó un canto gozoso y agradecido al gran Misterio del altar.
Don Guanella ve también en la Eucaristía el rostro de esa paternidad de Dios, que constituye la columna vertebral de su espiritualidad. Así como la madre, en el acto de abrazar a su hijo, lo estrecha tiernamente contra su corazón y casi parece querer formar una sola cosa con él, así Dios Padre "para unirse corazón a corazón con vosotros, se escondió en el seno sacramental". especies de pan y vino." Cuando se ama no se puede alejar de la persona que se ama, por eso Dios quiso dejar a su Hijo entre nosotros en el sacramento eucarístico: "Un padre no puede alejarse de su amado hijo... Jesús que es el Padre tierno y omnipotente, teniendo que ascender alto estableció su morada en la tierra en el Santísimo Sacramento y al mismo tiempo vino a estar a la diestra del Padre Eterno." Parece, pues, que don Guanella crea una confusión entre Jesús y el Padre y se ha intentado encontrar una explicación en el predominio en él de la afectividad sobre el rigor teológico; en cambio su pensamiento es claro: "porque Jesús nos ha regenerado a vida de hijos de Dios con su sangre, él es nuestro Padre".
La Eucaristía continúa la acción amorosa de Jesús Padre en la historia del hombre, con la obra de intercesión y mediación: “A través de la Santísima Eucaristía, Jesús está perpetuamente con sus hijos. Y Él, como Pelícano lastimoso pero siempre vivo y glorioso, alimenta a los suyos con su propia sangre. Luego extiende su mano derecha a sus hijos y los invita diciendo: Venid, yo os acompañaré hasta el Padre, y oraré y os saciaré".
La paternidad de Dios se manifiesta, para Don Guanella, sobre todo en el Sagrado Corazón de Jesús, al que definió como un "Vesubio de llamas", que se convierte así en un "Corazón Eucarístico" que invita a una relación de ósmosis entre su vida y la nuestra. .
Cuando escribió que "el Santísimo Sacramento y las prácticas de adoración relacionadas con él deben ser bien entendidas para ocupar el lugar primero y esencial en la mente y en el corazón de cada uno", Don Guanella muestra una vez más que las intuiciones de los Santos anticipan a menudo las formulaciones de el mismo Magisterio que, a partir del Concilio Vaticano II, expresará más de una vez la centralidad de la Eucaristía en la vida y el culto público y personal de la comunidad cristiana.
Mente y corazón indican toda la persona humana orientada al conocimiento y al amor del Misterio, para transformarse en "caridad eucarística". La unión del hombre con su Dios en la Comunión eucarística no puede dejar de alimentar en él esa caridad que Jesús pretendía haber venido a traer a la tierra. Los fieles que quieran poner la caridad activa al frente de su testimonio deben primero acogerla como un don infundido por Dios, a través de la Santa Misa y las prácticas de devoción eucarística, como la visita al Santísimo Sacramento y la adoración eucarística.
En el colegio de Don Bosco, don Guanella había incluido también entre los pilares educativos del Santo la propagación de la devoción al Sacramento eucarístico, vista también en la dimensión preventiva del mal. Escribió en el boletín 'Divina Providencia', presentando el decreto de San Pío
Invitando a sus Sacerdotes a dar "Pan y Señor" en abundancia a sus clientes, manifestó su conciencia del gran poder educativo que emana de la Eucaristía recibida con frecuencia y devoción, no sólo como alivio de las propias miserias corporales y espirituales, sino también como cooperación para la salvación y redención del mundo. Ofrecer razones de vida a quien sufre es tan importante como regalar la salud física, y don Guanella lo comprobó en sus encuentros diarios con sus invitados más afectados por el dolor. A la luz de la Eucaristía toda la familia guanelliana, religiosos, invitados y miembros del Movimiento Laical Guanelliano, vemos en Cristo, buen samaritano y buen pastor, la inclinación de Dios Padre sobre nosotros, sus hijos, amados y salvados, que invita a cada uno, en su propia condición de vida, a hacer fructificar los talentos que le han sido dados para construir la comunión a través del servicio: koinonìa in diakonìa, comunión en el servicio.
Don Gabriele Cantaluppi