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por Michele Gatta

El Papa Francisco, hablando en la plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dedicada al cuidado de las personas en las etapas críticas y terminales de la vida, advirtió contra la tentación de perder el verdadero valor de la vida. 

El Papa Francisco subraya cómo en este contexto sociocultural la vida se evalúa sólo en nombre de la utilidad, mientras faltan los "deberes obligatorios de solidaridad y fraternidad". En particular sobre los pacientes terminales y la urgencia de "convertir la mirada del corazón" en la luz de la compasión, Francisco subrayó el bien que hacen los hospicios donde se practica la "terapia de la dignidad".

«En realidad, una sociedad merece el calificativo de “civil” si desarrolla anticuerpos contra la cultura del descarte; si reconoce el valor intangible de la vida humana; si se practica y salvaguarda efectivamente la solidaridad como fundamento de la convivencia".

Doctrina, una realidad dinámica        

Agradeciendo a la Congregación para la Doctrina de la Fe por su servicio a la Iglesia, Francisco indicó que "la fe exige que tengamos en cuenta a su destinatario, que lo conozcamos y lo amemos eficazmente" y que "la doctrina cristiana no es un sistema rígido y cerrado". en sí misma, pero ni siquiera una ideología que cambia con el paso de las estaciones; es una realidad dinámica que, permaneciendo fiel a su fundamento, se renueva de generación en generación y se resume en un rostro, un cuerpo y un nombre: Jesucristo Resucitado".

Luego, centrándose en el momento en el que "la enfermedad llama a la puerta de nuestra vida", el Papa recuerda lo importante que es la compasión, "un estribillo" en el Evangelio, y la presencia de alguien que nos toma de la mano, un buen samaritano, un " plataforma humana de relaciones" que abre a la esperanza, un bálsamo para aliviar la "angustia emocional" y la "angustia espiritual". «Nunca abandonéis a nadie – subraya Francisco – ante enfermedades incurables. La vida humana, por su destino eterno, conserva todo su valor y toda su dignidad en cualquier condición, incluso de precariedad y fragilidad, y como tal es siempre digna de la máxima consideración".

«El ejemplo del Buen Samaritano enseña que es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces el que mira no ve. ¿Por qué? Porque falta compasión. Sin compasión, el espectador no queda implicado en lo que observa y sigue adelante; en cambio los que tienen un corazón compasivo se conmueven y se involucran, se detienen y lo cuidan."

Francisco cita a Santa Teresa de Calcuta para diseñar "el estilo de la proximidad y del compartir", "haciendo más humano el morir". Una importante tarea que hoy desempeñan los hospicios.

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