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TERCER DOMINGO DE PASCUA
Año A - 4 de mayo 
Salterio: 3ra semana 
Leccionario: Hechos 2,14a.22-33; Sal 15; 1Pe 1,17-21; Lucas 24,13-35
 
Lo reconocieron por el pan que les dieron.
Lo detuvieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es de tarde y el día está por terminar". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estuvo a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron; pero desapareció de su vista.
«Quédate con nosotros»: El que busca quiere ser buscado. Nuestro deseo de amistad desea estar con Él. Si Jesús permanece con nosotros, la oscuridad de la noche desaparece; con Él estamos siempre en casa. La morada de Dios con nosotros es una de las expresiones que mejor nos permiten captar el significado de la Eucaristía. Jesús había prometido que con el Padre haría su hogar entre nosotros. Por eso vino a morar con ellos. El libro del Apocalipsis dice: «Estoy a la puerta y llamo. Si alguno me oye y me abre la puerta, iré a él y cenaré con él, y él conmigo". El pan partido de la Eucaristía es su morada entre nosotros y la nuestra en Él.
 
IV DOMINGO DE PASCUA  
Año A - 11 de mayo
Salterio: 4ta semana 
Leccionario: Hechos 2,14a.36-41; Sal 22; 1Pe 2,20b-25; Juan 10,1-10 
 
Yo soy la puerta de las ovejas.
«De cierto, de cierto os digo, que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otro lugar, es ladrón y salteador. Pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas escuchan su voz, y él llama a sus ovejas por su nombre y las saca fuera.
Los verbos en este pasaje son sugerentes: “Entrar” indica comunión; "escuchar" presupone adhesión a la fe; "conducir" perfila la seguridad del guía; "caminar" es compañía, la vida no es soledad sino luz, es avanzar junto a Alguien "saber", este verbo indica la cumbre del abandono total; en la fe nuestra vida está tan alejada que hasta Dios parece un extraño escuchamos las voces más extrañas, pero no las de la conciencia. Nos dejamos seducir por cualquier comerciante que quiera comprarnos y no por Aquel que nos ama con amor eterno. .
 
V DOMINGO DE PASCUA
Año A - 18 de mayo 
Salterio: Yo septiembre. 
Leccionario: Hechos 6,1-7; Sal 32; 1P 2,4-9; Juan 14,1-12
 
Yo soy el camino, la verdad, y la Vida
Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas; ¿Cómo podemos saber el camino? Jesús le dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me hubierais conocido, habríais conocido también a mi Padre; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto".
La perturbación es superada por el conocimiento de la verdad que nos ayuda a comprender cómo la partida de Jesús cierra su obra. Con su "ida" Jesús se manifiesta como el camino, la verdad y la vida: el camino para llegar a la comunión con Dios, que es la verdad sobre el mundo y la plenitud de la vida del hombre. Si Jesús antes estaba con nosotros, ahora está en nosotros, a través de la fe, la oración, el amor y el don del Espíritu. Este es el estilo de su nueva presencia, que cumple la nueva y gran promesa de la alianza. Nadie está tan perdido que no sepa adónde ir. Jesús nos responde que conocerlo es "el camino" que conduce a Dios, que es nuestro Padre y nosotros sus hijos.
 
VI DOMINGO DE PASCUA
Año A – 25 de mayo
Salterio: 2da semana 
Leccionario: Hechos 8,5-8.14-17; Sal 65; 1Pe 3,15-18; Juan 14,15-21
 
Enviaré otro consolador
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Lo conocéis, porque él habita con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; Regresaré a ti.
 Amar a Jesús, el Señor, es el centro del cristianismo y el cumplimiento del precepto: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Ahora los discípulos pueden amarlo. Vieron cómo los amaba con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas: se hizo su siervo y dio su vida por ellos. Incluso si lo abandonaron y traicionaron. Jesús nos es fiel y nos ama con amor eterno. Huérfano es una persona privada de lo que naturalmente le corresponde. Ser huérfano no es sólo una experiencia de abandono, sino también de desconcierto, de pérdida de identidad. Jesús no nos deja huérfanos, perdidos.