Hablando en el Simposio de Cuidados Paliativos en Toronto, Canadá, del 21 al 23 de mayo de 2024. Título: Hacia una narrativa de esperanza: un simposio internacional interreligioso sobre cuidados paliativos, Mons. Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, lo dijo en un pasaje de su discurso:
«Por tanto, es necesario ampliar nuestros horizontes. Es necesario liberar la atención del ámbito privado y/o doméstico o del ámbito técnico-sanitario; es esencial restaurar su significado social y convertirlo en una práctica generalizada, capaz de impactar el equilibrio general de la sociedad. Es la memoria de la condición común de fragilidad la que constituye la verdadera base del vínculo social; y es el vínculo social el que transfigura la fragilidad desde la necesidad y el don.
Por tanto, es natural que, con Hans Jonas, la "ética del cuidado" se convierta en la condición previa para repensar los fundamentos de la solidaridad social que surge del reconocimiento de un "nosotros", fundado en la "similitud en el dolor y la humillación", pero también en " dignidad intrínseca e inalienable que pertenece a todo ser humano. El cuidado está indisolublemente ligado al reconocimiento mutuo y a la responsabilidad mutua. Un reconocimiento mutuo porque la fragilidad de los demás es espejo de la nuestra propia fragilidad; la dignidad de los demás es un espejo de la nuestra propia dignidad."