"Al igual que el buen samaritano, es necesario empoderar a la comunidad". Así lo afirmó sor Verónica Donatello, responsable del servicio nacional de la CEI para la pastoral de las personas con discapacidad, en el encuentro online promovido ayer por Cáritas de Florencia y titulado "La persona con discapacidad en la comunidad cristiana". ¿Oportunidad o tentación?”.
En Italia, una estimación de la Universidad Católica habla de 7 millones de personas con discapacidad “si se cuentan también los ancianos”, precisó sor Donatello. “Creo – añadió – que se han eliminado muchas barreras arquitectónicas. Pero los culturales todavía existen y creo que eso invisibiliza al otro. Como Iglesia tenemos un largo camino por recorrer, aún nos falta reconocer a la persona con discapacidad como pertenencia. Incluso en la Iglesia hay a menudo posturas pietistas y no cristianas". Uno de los riesgos es buscar la “norma”: “Prefiero que todos seamos personas. A veces –añadió– los términos políticamente correctos corren el riesgo de convertirse en guetos. De nada sirve poner la diapositiva si guardas en tu cabeza la categoría 'sordo' o 'extranjero'." La Iglesia, para la hermana Donatello, está llamada a recuperar toda la vida de las personas con discapacidad. “A menudo digo que actúan como un control de la generatividad de la Iglesia, incluso si aún no desempeñan funciones. Debemos recuperar el sentido del Evangelio". Finalmente, sor Donatello ofrece algunas sugerencias a las parroquias que quieran llegar a las personas con discapacidad: "salgan, conózcanlas, invítenlas, valorécenlas y acompáñenlas durante toda su vida".