Durante los últimos 25 años, la Iglesia ha estado junto a los que sufren el 11 de febrero para dar un suplemento de esperanza en los momentos difíciles de la vida.
Este año el Papa Francisco escribe que desea situarse "espiritualmente en la Gruta de Massabielle, ante la efigie de la Virgen Inmaculada, en la que el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por la redención de la humanidad; deseo expresar mi cercanía a todos a vosotros, hermanos y hermanas que vivís la experiencia del sufrimiento, y a vuestras familias; así como mi reconocimiento a todos aquellos que, en diferentes roles y en todos los centros de salud del mundo, trabajan con competencia, responsabilidad y dedicación para su alivio, su cuidado y su bienestar diario.
La edición 2016 de la Jornada Mundial del Enfermo tendrá lugar en Nazaret. El anuncio de Nazaret se suma al realizado en Alemania, en el santuario de Altötting, durante las celebraciones celebradas del 8 al 12 de febrero. Este día se celebra todos los años a nivel local (diócesis y parroquias) y solemnemente cada tres años siempre cerca de un santuario mariano. Esta celebración realiza así un deseo apoyado por el Patriarca Latino de Jerusalén Fouad Twal. El Papa Francisco en su mensaje con motivo de la XXIV Jornada Mundial del Enfermo escribió que "me ofrece la oportunidad de estar particularmente cerca de vosotros, queridos enfermos, y de quienes os cuidan".
En el cincuentenario de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II, el día de la Inmaculada Concepción, la madre de Jesús abrirá la "puerta de la misericordia" y nos invitará a cruzar ese umbral para "experimentar el amor de Dios que consuela". , perdona y da esperanza." Antes de consumir el último fragmento de amor en su carne mortal, en la persona de Juan, el discípulo amado, Jesús entregó a María la humanidad redimida: "Mujer, ahí tienes a tu hijo"; desde ese momento la Virgen María participa de la acción misericordiosa del Hijo Resucitado.
Interminable, luminoso e intenso fue el domingo de septiembre que vio al Papa Francisco peregrino en Cagliari. Fueron unas 400 personas las que llegaron de toda Cerdeña para saludar y escuchar las palabras del Papa Francisco que quiso honrar el santuario mariano de Bonaria vinculado a la capital argentina, Buenos Aires, eco del "buen aire" traído por los sardos. navegantes de siglos pasados.
En la solemnidad de la Transfiguración, hace treinta y cinco años, Pablo VI moría después de quince años de pontificado. Una temporada muy compleja en la historia de la Iglesia. El Concilio Ecuménico Vaticano II había abierto un dique de aguas fructíferas. Juan XXIII había sido encargado por el Espíritu Santo de una encarnación renovada del espíritu de fe en una tela raída. La Iglesia como institución era fuerte en su organización, pero después de la Segunda Guerra Mundial había perdido sintonía con la respiración del pueblo; la Palabra de Cristo ya no mordía la carne de la historia humana, había perdido su papel de brújula en la orientación de la vida cotidiana. La "masacre inútil" de la guerra, los campos de concentración y de exterminio, el genocidio de judíos, gitanos, discapacitados e incluso cristianos habían suscitado en la mente una pregunta candente: "¿Pero dónde está Dios?".
En la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, el Papa Francisco elogió a los abuelos de Jesús e indicó en ellos una herencia de sabiduría que no debe desperdiciarse. «¡Cuán importante es en la vida de la familia comunicar esa herencia de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad! ¡Y qué importante es el encuentro, el diálogo entre generaciones, especialmente en el seno de la familia!
Sobre un tema muy importante que parece tan lejano en la vida de un niño, en este hipotético diálogo el abuelo quiere indicar que los pasos previos al último paso son muy importantes y conducen a la fuente de la alegría de vivir.
La luz de la fe es el don que trae Jesús. Él es el don; Él es la luz. Así comienza la primera encíclica del Papa Francisco que es también -y no sólo metafóricamente- la última del Papa Benedicto.
Nuestro mundo, como el mundo pagano de la época de Jesús, tiene "hambre de luz" y ningún otro sol es capaz de "alcanzar la sombra de la muerte", cuando cada hombre se cierra a toda luz. En cambio, a Marta, que está de luto por la muerte de su hermano Lázaro, Jesús le dice: "¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?". Quien cree, ve. Hay muchas objeciones posibles, hoy como ayer, a la presunción de los hombres que se sienten adultos e insatisfechos, hasta el punto de comparar la fe con las tinieblas, o a lo sumo relegarla a un rincón fuera de la razón, todavía un salto hacia la oscuridad, en hecho.
El primer Papa jesuita de la historia llega durante la celebración del segundo centenario de la reconstitución de la Compañía de Jesús tras su supresión. Espero que este don que el Espíritu ha dado a toda la Iglesia sea también para nosotros, los jesuitas, una oportunidad para redescubrir con renovado compromiso que la fidelidad a la misión de la Iglesia y al Romano Pontífice son las raíces vitales de nuestra vocación y la razón por 'ser para quien Ignacio quería su "compañía mínima".