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Miércoles, Marzo 09 2011 10: 34

Colegio, Primera Comunión y Confirmación Filtro

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de Madre María Cánopi

En aquella época en el pequeño pueblo donde vivía no había ni guardería ni escuela infantil. Comenzó en la escuela primaria y fue un gran acontecimiento tanto para los niños como para las familias, especialmente para los que vivían en casas aisladas.
En realidad, se trataba de acostumbrarse a entablar relaciones con otros niños desconocidos y con una maestra que, por muy maternal que fuera, no podía sustituir a la madre.
Me gustaba mucho la escuela como lugar para aprender a leer y escribir, pero mi extrema timidez me ponía en dificultades con algunos compañeros traviesos, que llegaban incluso a mojar las puntas de mis trenzas rubias en el tintero. En ese momento, de hecho, todavía no había bolígrafos ni plumas estilográficas, pero se usaban pajitas de madera con puntas insertadas en la punta, por lo que en cada pupitre había tinteros metidos en un agujero para mojar, y sí usaba toallas de papel. para las inevitables manchas.


El episodio que más me ha quedado grabado es el de la visita del Director de Educación, hacia el final del año escolar. La profesora nos había avisado el día anterior para que estuviéramos bien preparados. ¡Me asusté tanto al pensar en ese hombre importante que venía de la ciudad y que nos interrogaría, que no quise – por primera vez – ir a la escuela! Esa mañana, en efecto, me quedé llorando en el camino; pero el profesor - ¡que no quiso renunciar a mi presencia, considerándome el mejor de la clase! – vino personalmente a buscarme y me arrastró a la fuerza hasta la escuela. Recuerdo que, llegando a la mitad de las escaleras, como realmente tenía que entrar al aula, le supliqué de todo corazón: "Déjame secarme los ojos (sic!)". Ella misma me los secó, sonriendo. Entonces todo salió bien porque el Director se acercó gentilmente a mí y puso su mano en mi cabeza; Luego cuestionó a la clase. Mis compañeros guardaron silencio y me miraron, instándome a responder. Lo hice de tal manera... que el profesor y toda la clase merecieran una buena opinión positiva; Sin embargo, todavía me avergonzaba del intento que había hecho de no ir a la escuela y de esos occi que había dicho en dialecto, mientras lloraba.
En segundo grado el párroco ya vino al colegio de nuestro barrio para enseñarnos el catecismo de preparación para la primera comunión y la confirmación. Escuché sus lecciones llenándome de dulzura y alegría; Sentí crecer en mí el deseo de recibir los sacramentos, de recibir a Jesús y al Espíritu Santo, pero con cierta inquietud.
La fecha de la Primera Comunión se fijó en abril, durante el tiempo de Pascua, y la Confirmación en mayo, para la fiesta de Pentecostés.
Cuando el párroco vino a administrarnos el sacramento de la primera Confesión, esperaba que él mismo nos dijera cuáles eran nuestros pecados, por eso me sentí avergonzado ante su pregunta: "¿Has hecho algo que no haya gustado a Jesús?". «No lo sé – respondí –, no sé qué le molesta…». Y él: «Por ejemplo, si desobedeciste a tus padres, si discutiste con tus hermanos, si dijiste mentiras… Si dijiste malas palabras…».
No sentí que había cometido estos pecados; Entonces le respondí: "No lo recuerdo, pero si Jesús los vio, le pido perdón...". El sacerdote sonrió y, tomando mi rostro entre sus manos, me dijo: «Jesús está feliz de entrar en tu corazón; Te doy su perdón por todo lo que no hiciste muy bien y con amor." Esta aclaración quedó grabada en mí: comencé a comprender que no basta con hacerlo bien, sino que todo debe hacerse también con amor, por amor a Jesús y a todos. Finalmente llegó el amanecer del domingo, con un vestido blanco muy modesto, subí a la pequeña iglesia de Canevino, atravesando los campos y los bosques en los que ya había despertado la primavera.
Me acompañaron mis dos hermanas mayores y algunos vecinos. Sin embargo, la ansiosa espera por recibir la sagrada hostia terminó con una sensación casi de desconcierto; Esa hostia era algo tan simple, sin sabor. ¡Pensé que era muy dulce! – y enseguida se derritió en mi boca… Pero me dije: ¡todavía creo que es el Señor!
Y en el camino de regreso mi corazón latía con fuerza, como si fuera el de Jesús.
En la familia todo era como cada domingo; entonces no había almuerzos festivos con invitados, regalos y fotos de recuerdo... El motivo de la alegría era sólo Él: ¡Jesús!
Luego llegó el día de la Confirmación. Tuvimos que ir a otra parroquia, porque el Obispo, en visita pastoral, reunió en esa iglesia a todos los candidatos a la confirmación del vicariato. Todavía me acompañaban mi hermana mayor y una joven costurera que haría de mi madrina. Desde temprano en la mañana caminamos durante mucho tiempo por un camino rural e incluso cruzamos un arroyo. Zuecos en los pies y zapatos en las manos; También llevé el vestido blanco a las puertas del pueblo porque antes se habría arruinado.
Siempre tengo esa gran iglesia en mis ojos – ¡así me lo parecía! -, lleno de gente. El obispo en el altar, majestuoso con sus vestiduras pontificias... Olor a incienso, luces, cantos... Los confirmandos estábamos dispuestos en dos filas, hombres y mujeres, uno frente al otro, en el centro de la nave. Detrás de cada uno, el padrino o madrina. Me dijeron que el Obispo, después de ungirnos con el santo crisma, nos daba una bofetada, como para decirnos que teníamos que ser fuertes, dispuestos a sufrir como "soldados de Cristo". Estaba esperando ese momento con emoción, pero el Obispo, cuando se detuvo frente a mí, me ungió la frente y luego me acarició con tres dedos.
Regresamos a casa, por así decirlo, volando. Y a lo largo del día, ante el asombro de mi familia, canté al Espíritu Santo con palabras y melodías inventadas por mi imaginación: «Ven, Espíritu Santo, / ven, paloma, ven del cielo, / ven a mi corazón / y dame ¡dame alas para volar, / y dame alas para volar, y dame alas para volar!...".
¿Estaba realmente bajo la influencia del Espíritu que había recibido? Quizás ese mismo día la poesía floreció en mi corazón. Y sentí que toda la creación cantaba conmigo.

Leer 6586 veces Última modificación el miércoles 05 de febrero de 2014 15:18

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