La herencia del pasado en las flores de las jóvenes generaciones
Querido director,
Obedecí al deseo de escribirte para darte testimonio del amor y la devoción que tengo por San José, quien siempre ha protegido a mi familia. Con Stefano, mi marido, y nuestros 3 hijos estuvimos recientemente en vuestra basílica en la sede de la Pía Unión para agradecer a San José por el amor con el que nos rodea, un amor que derrama sobre nosotros y también por la protección que el su manto se ejercita visiblemente.
Creemos firmemente en su vínculo divino con Jesús y María, y lo hemos experimentado en el pasado junto a nuestras familias de origen, en particular con mis abuelas, Giovanna Francone y Lidia Oliverio, quienes también fueron miembros de la Pía Unión de San José. .
Además de mi testimonio, le he escrito para inscribir en la lista del Sufragio Perpetuo a dos personas queridas para mí que fallecieron recientemente.
Nadia Scordino de Castrolibero
Querida señora Nadia,
Te respondo en la revista porque me parece que tu testimonio recupera con alegría un pasado construido en tu familia con un cociente de fe que te ha permitido a ti y a tu marido educar también religiosamente a tus tres hijos y darles esa herencia de valores. que espontáneamente hayan transitado por el circuito cotidiano de vuestro estilo de vida rico en fe, animado por la esperanza y abierto al mundo de los pobres.
Me gusta subrayar que el florecimiento y los frutos de vuestra fe tienen sus raíces en el tejido de vuestras familias de origen que, con su ejemplo de vida, os han transmitido ese compromiso de vivir una vida no atrincherada y cerrada en el propio egoísmo, pero abiertos al prójimo en quien vemos el rostro de Cristo resucitado, fuente de nuestra energía vital.
La llevo a ella y a todos sus seres queridos en el corazón de mi oración con el deseo de que San José custodie los dones del Espíritu Santo que nos fue dado el día de nuestro bautismo y los alimente en su crecimiento con los sacramentos.
Cuando la perseverancia se ve recompensada con abundancia
Querida Pía Unión del Tránsito de San José: Te escribo para agradecer inmensamente a San José, ya que gracias a su constante y poderosa intercesión he recibido del Cielo la gracia tan esperada para mi empleo como maestro. Desde hacía mucho tiempo recitaba todos los días el Manto Sagrado en honor a San José; durante la novena en honor del santo, me acerqué a la estatua de San José y en la lámpara había folletos de la novena al santo de la Pía Unión disponibles. Así que intensifiqué mi oración prometiendo a San José escribir a vuestra Pía Unión pidiendo la gracia que ciertamente recibiría... y así fue.
San José me permitió obtener el cargo de docente después de muchas dificultades que tuve que afrontar. Después de años de empleo precario, me sentía demasiado cansado para obtener el puesto antes mencionado en la disciplina de Filosofía e Historia. Cansado de tantas circunstancias negativas sufridas. Por eso, contrariamente a un porcentaje considerado alto de ser nombrado en el ranking de mi asignatura, le pedí a Saint Joseph que no desaprovechara la oportunidad de trabajar de forma permanente ya que también podría ser nominado de la lista de apoyo a estudiantes discapacitados. San José me ayudó acogiendo mi grito de ayuda también para estos jóvenes.
¡Muchas gracias San José! ¡Siempre confío en tu ayuda constante para todo lo que te sigo pidiendo! ¡Gracias también infinitamente a vuestra asociación y por todos vuestros esfuerzos en la difusión del culto a San José! ¡Paz y amor!
Isabella Del Prete – de la Provincia de Brindisi
Querida Isabel,
gracias a ella por su testimonio de paciente espera de que San José pudiera hacer descender del cielo la gracia implorada. San José está constantemente atento a nuestras invocaciones e igualmente alerta a las oportunidades que se abren para nuestro futuro invocado.
El Papa Francisco, que tiene una devoción particular por San José, sugirió recientemente esta comparación. «San José es como el carpintero. Cuando lo necesitamos lo llamamos inmediatamente: “ya voy, ya voy”. A veces pasan días, otras semanas y esperas, pero no temas que se te olvidará. ¡No! En el momento oportuno él viene y colma nuestros deseos con su gracia." El profeta Isaías nos sugiere que "nuestros caminos no siempre son iguales a los de Dios". A veces somos como niños: exigimos todo enseguida. El padre sabe cuándo es el momento de cumplir con las solicitudes.
En esta tierra ante Dios nuestra pobre vida nos convierte en afectuosos mendigos. El Catecismo nos sugiere que: «La humildad es la disposición necesaria para recibir gratuitamente los dones de Dios».
Querida Isabel, a través de San José, juntos damos gracias a Dios por esta gran gracia e invocamos su presencia constante y pedimos hacer de su misión de maestro un reflejo luminoso de su acción pedagógica.
Que San José, que estuvo al lado de Jesús como educador y sombra del Padre, esté junto a ella para sembrar en los jóvenes la alegría de vivir y el compromiso de colaborar por el bien de todos.