Una confianza indeleble
Querido Don Mario,
Escribo poco pero por teléfono un poco más.
En 1982 comencé a trabajar en un hospital de Cagliari y un colega me presentó a San Giuseppe y a la Pía Unión del Tránsito y me inscribió. En resumen, me enamoré. Hasta entonces no rezaba a ningún santo... desde entonces rezo a San José y hago mías las palabras de Chiara Lubich... «No hablé contigo pero hablé de ti». Nunca más te dejé.
También trasladé San Giuseppe a Alemania donde viví durante casi diez años y donde nació mi hijo Angelo, que también está matriculado. Incluso después de la muerte de mi marido, San José se aseguró de que la providencia no me hiciera falta lo necesario. Mi hijo se fue a Australia en noviembre pasado para trabajar en una granja frutícola. Incluso bajo las leyes australianas, la permanencia no es fácil. […] No niego que extraño mi trabajo, pero la oración y protección de San José me tranquiliza. […].
Encomiendo a mi hijo a vuestras oraciones y que San José lo tenga bajo su protección.
Pistis Chiara Troll,
Quartu S. Elena (CA)
Estimada señora Chiara,
Comparto con ella sus preocupaciones y también la ansiedad de una madre que tiene un hijo tan lejos.
San José también pasó por el camino de la emigración, lejos de su tierra, llevó a Jesús y a su esposa María a Egipto, donde vivió como un extranjero, luchando con el idioma y también con su actividad laboral para sustentar a su pequeña familia. José experimentó dificultades y ve nuestras situaciones desde el cielo y su intercesión ante Jesús se vuelve reflexiva, atenta y solícita.
Ten por seguro que cada día para ti y tu hijo hay un recuerdo lleno de cariño. Espero que pueda vivir en una región de Australia donde hay italianos y también miembros de la Pía Unión. Son más de cien los miembros de la Pía Unión que residen en el inmenso territorio de Australia. Dios les bendiga y que San José les asista siempre.
palabras de fe ser cultivado como testimonio
Muy Reverendo Don Mario Carrera,
Al recibir la revista San Giuseppe ya me he decepcionado dos veces por no haber encontrado la página que alberga las cartas. Cuando mi marido y yo vinimos a Roma, después de conocerla, por la tarde asistimos a la misa que ella celebró [...]. Fueron días felices visitando el Vaticano: desde la cúpula, pasando por los museos hasta la Capilla Sixtina. Todo fue maravilloso. Ahora mi marido y yo ya no podemos viajar mucho. Nuestra salud está empeorando. Por favor recuérdennos en sus oraciones a Jesús, José y María. Gracias y Dios los bendiga a todos.
Carmen Endrizzi
Querida y cariñosa Señora Carmen,
Os confieso que yo también sufro cuando no encuentro espacio para las letras. A veces hay artículos vinculados a un momento del año litúrgico que no podemos posponer. Pero os prometo que intentaré no decepcionaros, intentaré dar voz a vuestro testimonio, convencido de que la fe habla sólo con las palabras del testimonio y las cartas de nuestros asociados son la punta de un "iceberg" que sólo revela la punta, sino la imaginación para intuir una gran fe, confianza, esperanza y un gran deseo de solidaridad.
Les deseo mucha bondad y alegría de vivir.
Juntos para un canto de alabanza al Señor
Estimado director Mario Carrera,
Le escribo para agradecerle que ahora recibo a tiempo la revista mensual La Santa Crociata. Los temas tratados, actuales e interesantes, ayudan a reflexionar. Y artículos curiosos como: “El almanaque”, oraciones, perlas de sabiduría, curiosidades y hasta un espacio dedicado a la receta del mes.
La Santa Crociata es una revista mensual que ayuda al crecimiento espiritual, porque como en el artículo que leí sobre la fe auténtica de Abraham, nos ayuda a comprender que sólo confiando verdaderamente en Jesús, sin miedos ni dudas, sólo así nuestra alma es libre de ten con valentía la vida eterna. Gracias de antemano por prestar atención a mi carta. Espero con gran inquietud la próxima revista mensual.
domingo tarantino
Estimada señora Domenica,
leyendo su carta me veo empujado a "robar" las palabras del cántico de la Virgen que, admirando las obras que Dios estaba realizando sobre ella para beneficio de su pueblo, estalla con el cántico del Magnificat. En ese canto de alabanza, el alma de María abre el abanico de maravillas que Dios ha hecho por su pueblo y que sus ojos admiran y se convierten en oración de gracias y se hacen realidad también para nosotros las palabras del profeta cuando dice: « Te daré pueblo un labio puro, para que todos invoquen el nombre del Señor y todos le sirvan hombro con hombro". Nuestro servicio consiste en caminar juntos "hombro con hombro" para disfrutar del calor de la comunión entre nosotros y de la alegría de mantener un paso regular hacia la meta eterna, donde nos espera un Padre misericordioso, un Hermano Salvador, la luz del Espíritu Santo y , por último pero no menos importante, en compañía de nuestros seres queridos, San José y su esposa, nuestra madre María.