En la religión judeo-cristiana hay una palabra que aparece con frecuencia: la palabra éxodo. Este término indica movimiento, viaje, búsqueda. Sabemos que la vida misma es un viaje en el tiempo y en este "viaje de la vida no hay caminos llanos, todos son cuesta abajo o cuesta arriba". En esta temporada hasta los informativos de televisión hablan de éxodo, de calles tórridas y alfombradas de coches. , bajo un cielo sin aliento, caminos recorridos por el deseo de lo nuevo, de lo diferente, de nuevas emociones. Las emociones son proporcionales a las expectativas del alma. Las vacaciones no son un momento de suspensión de nuestras actividades diarias, son una inmersión en el tiempo libre, la búsqueda de cielos diferentes, de panoramas coloridos, pero también un momento de recarga de energías. Esto se aplica a nosotros hoy, pero también en tiempos de Santo. José y Jesús.
Cada año San José, en compañía de su esposa María, peregrinaba a Jerusalén con el objetivo de reconciliar el alma con Dios, recibir el perdón de las debilidades, pero sobre todo restaurar la motivación para la vida de fe.
Hay una oración del peregrino, de un místico, que es válida para toda peregrinación:
«He venido a postrar el rostro / en el polvo de las pisadas de mi Amigo.
He venido a pedir perdón / por lo que he hecho.
He venido a servir / en tu paraíso de rosas.
He venido a traer fuego / a incinerar mis espinas.
He venido para ser purificado/ del polvo de todo mi pasado."
La definición de peregrinación indica un viaje con propósito, un tiempo en el que el individuo se desprende de la continuidad del tejido ordinario de su vida (lugares, relaciones, trabajo), para conectarse con Dios, redescubrir la dimensión espiritual de su existencia. Motivar con mayor claridad el significado de su existencia.
En definitiva, significa preguntarse con confianza: ¿Pero qué quiere Dios de mí?
La primera respuesta a esta pregunta es confiar en Dios. La confianza comienza desde el corazón. Quien ha tenido la gracia del don de experiencias positivas en su infancia con sus padres y familiares, el don de la confianza se siente como en casa en su alma. Quienes han aprendido a confiar y confiar han acumulado el coraje para afrontar la vida y saber que Dios está de su lado.
El término proviene del latín peregrinus, de per+ager (los campos), Jesús es el divino peregrino de la historia.
Caminó durante toda su vida pública. Hizo una peregrinación con José y María durante el tiempo que vivió en Nazaret. Después de la resurrección ya está en camino con los discípulos de Emaús y en ese tramo de peregrinación tenemos un método y un estilo de caminar.
Habían esperado que los dos discípulos estuvieran decepcionados, pero sus esperanzas se hicieron añicos. Jesús entonces recompone esos escombros y, partiendo de Moisés hasta los profetas, pasando por los salmos, ha llegado a él, esa carne divina que ha puesto su tienda entre nosotros.
Jesús aceptó ser un peregrino, pero no solitario.
Un viaje con un camino marcado por una presencia de solidaridad y amor.