El 14 de octubre de este año será proclamado santo Pablo VI, quien para nosotros guanellianos se mostró como un verdadero padre en algunas circunstancias difíciles y, sobre todo, porque fue él quien elevó a nuestro Fundador al honor de los altares. El 24 de octubre de 1964, en la basílica vaticana, desfilada con un esplendor de luces y colores como era costumbre en aquellos tiempos, la imagen de don Guanella triunfó en la "gloria" de Bernini. El Papa, según el rito que cayó en desuso con Juan Pablo II, bajó por la tarde a la basílica para venerar al nuevo Beato, proclamado en su nombre por el cardenal Paolo Marella, arcipreste de la basílica, por la mañana.
La salida del Giro de Italia 2018 de Israel, las tres primeras etapas, favoreció nuestro deseo de peregrinar a Tierra Santa. Junto con Don Agostino (director de la Casa Don Guanella de Lecco) y Don Dando (Jefe del Tesorero Provincial) y 14 amigos, equipados con sus respectivas bicicletas de carreras, partimos el 30 de abril para afrontar una nueva experiencia, una peregrinación en bicicleta entre Nazaret y Jerusalén por los lugares donde vivió Jesús hasta su crucifixión y resurrección.
Habían pasado una docena de años desde la deseada apertura de la primera casa en Como, en abril de 1886, las cosas iban bien para Don Guanella: sus monjas crecían en número y en generoso servicio a los más pobres, mientras los primeros sacerdotes, reunidos en una embrionaria congregación religiosa, iniciaron su viaje; en consecuencia las fundaciones guanellianas fueron creciendo, tras la primera ampliación en 1894 en Milán con la apertura de la Pia Casa dei Poor y algunas escuelas infantiles.