Acontecimiento gozoso para nuestra Congregación
Entrevista con el nuevo sacerdote Don Giovanni Russo
por Bruno Capparoni
Don Giovanni Russo es un joven de 29 años, nacido y criado en los suburbios de Messina, en el Aldisio Village. Después Habiendo tomado la decisión de consagrarse a Dios entre los guanellianos, fue ordenado sacerdote el pasado 24 de abril en la catedral de Messina. El arzobispo de Messina, monseñor Giovanni Accolla, le impuso las manos para la Sagrada Orden; al día siguiente celebró la Primera Santa Misa en su parroquia natal. Le hicimos algunas preguntas.
Querido Don Giovanni, mientras te envío mis mejores deseos fraternos, ¿cuéntanos algo sobre ti? ¿Cuándo sentiste el llamado al sacerdocio?
Debo decir que el Señor me hizo percibir esta llamada en particular durante dos experiencias pastorales en 2009: la primera, un campamento de escuela parroquial en Raffadali (AG), donde por primera vez me acerqué a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía; el segundo, el Año Nuevo del servicio y del voluntariado, vivido en el centro de rehabilitación “Casa San Giuseppe” de Roma, con un primer contacto con el carisma y la espiritualidad guanelliana. Precisamente en esta circunstancia pude experimentar la invitación a entregarme por los más pequeños, gracias también al ejemplo de los hermanos presentes en esa experiencia.
¿Cómo ha ayudado tu familia a tu vocación?
Desde pequeño, mis padres trabajaron como voluntarios en un centro de día para personas discapacitadas afiliado a una parroquia de Messina. Así que crecí con esta sensibilidad, con esta atención hacia los más frágiles, transmitida por el ejemplo de mis padres. Al comunicarles mi deseo de emprender el camino hacia el sacerdocio, me apoyaron y animaron a seguir adelante con decisión y responsabilidad.
Creciste en la parroquia guanelliana de Messina. ¿Cómo ha apoyado la comunidad parroquial su vocación?
Ante todo con el testimonio de la caridad, comunicando el ejemplo del Fundador. Nos encontramos en un contexto territorial bastante complejo y difícil y la parroquia me permitió afrontar diversas formas de pobreza, despertando en mí la necesidad de donación, de saciar el hambre de "pan y del Señor", como decía don Guanella. Luego me apoyó con la oración, gracias al precioso servicio de oración del grupo "Fermento" presente en la parroquia.
¿Qué atrajo su vida a la Ópera Don Guanella, hasta el punto de ofrecerse totalmente a ella?
Descubrí la concreción de don Guanella, es decir, su manera de percibir el misterio de Dios de manera completamente íntima y personal, y de comunicarlo en su acción de caridad, sin separar oración y servicio. Además, pude admirar la sencillez y familiaridad de las relaciones en la vida comunitaria.