Dolor del fracaso
“Caminando con ellos”
Cuando el amor falla, no se debe condenar a las personas sino acompañarlas. El Papa Francisco lo recomendó en la misa celebrada a finales de febrero en la capilla de la Casa Santa Marta.
La belleza y la grandeza del amor pueden reconocerse desde la obra maestra de la creación, narrada en el Génesis, y elegida por el mismo Dios como "icono" para explicar la esencia del amor entre el hombre y la mujer. Pero también entre Cristo y la Iglesia. "Jesús estuvo siempre con el pueblo." Y entre el pueblo el Señor enseñaba, escuchaba y sanaba a los enfermos. A veces, sin embargo, también aparecían entre la multitud doctores de la ley y, de hecho, querían "probarlo", intentando de alguna manera hacerlo caer.
Los fariseos, precisamente "para ponerlo a prueba", plantean a Jesús "este problema del divorcio". Una pregunta presentada con su habitual "estilo" basado en "casos de estudio". De hecho, quienes querían poner a Jesús en dificultades nunca le plantearon "un problema abierto". En lugar de ello, prefirieron recurrir a "estudios de casos, siempre casos pequeños", preguntándole: "¿Está permitido que un marido se divorcie de su mujer?". Y Jesús responde primero preguntándoles "qué dice la ley y explicándoles por qué Moisés hizo esa ley así". Sin embargo, el Señor no se queda en esta primera respuesta y «de los casos estudiados va al centro del problema, va directo a los días de la creación», cuando «Dios los hizo varón y hembra; por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Por eso ya no son dos, sino una sola carne".
El Papa Francisco releyó este pasaje, "el comienzo del amor" y "muy poético": el encuentro entre Adán y Eva. Dios recomienda que avancen juntos "como una sola carne". El Señor eligió "este icono para explicar el amor que tiene por su pueblo", incluso cuando el pueblo no le es fiel. Incluso el apóstol Pablo, cuando necesita explicar el misterio de Cristo, lo hace en relación a su esposa, a la Iglesia, a su pueblo".
«Esta – afirmó el Papa – es la historia del amor. Esta es la historia de la obra maestra de la creación. Y frente a este camino de amor, a este icono, los estudios de caso se derrumban y se convierten en dolor." Dolor ante el fracaso: “Al dejar padre y madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne y seguir adelante, cuando este amor falla -porque falla muchas veces- debemos sentir el dolor del fracaso”. Y precisamente en ese momento también debemos “acompañar a aquellas personas que han tenido este fracaso en su amor”. No debemos "condenarlos" sino "caminar con ellos". Y "cuando se piensa en esto", precisó el Papa, le resulta natural reconocer "qué bello es el amor, qué bello es el matrimonio, qué bella es la familia, qué bello es este camino". Pero también "cuánto amor y cuánta cercanía debemos tener también nosotros hacia los hermanos y hermanas que en su vida han tenido la desgracia de un fracaso en el amor".