«Vi que Jesucristo no es una moraleja, un discurso, sino una persona, un hecho»
por Michele Gatta
«En el clima cultural actual, permeado por el ateísmo y el relativismo, enseñar religión en la escuela secundaria es un gran desafío. Cada día me encuentro con objeciones y juicios irónicos de colegas y estudiantes, a quienes creer les parece irrazonable.
Así aprendí a no tomar posiciones defensivas, sino a escucharlos profundamente, recuperando lo positivo que hay en sus preguntas y provocaciones. En definitiva, estas personas me obligan a mirar las razones de mi creencia, me invitan a explicar mi fe en mi experiencia diaria. He descubierto que de este modo se establece a menudo un diálogo fructífero y que lo que convence no es la fuerza del conocimiento, sino la sabiduría que brilla a través de la Palabra vivida".
Esta vez, la hermana Marina, profesora de religión en un instituto italiano, cuenta su experiencia. «Durante todo el año un estudiante me ha estado molestando con preguntas y dudas sobre Jesús y la fe, arrastrando consigo a toda la clase. Entendí que eran cuestiones planteadas por la profundización de la filosofía. Partiendo nuevamente de los datos históricos, bíblicos, antropológicos, y por tanto de la experiencia de los doce apóstoles, de la pedagogía de Jesús y de la medida de su amor, comencé un camino, compartiendo con los alumnos los frutos concretos de la Palabra y testimoniando cómo Cristo estuvo presente en mi vida y en muchas otras personas."
Una metodología pedagógica y educativa que parece responder bien al nuevo "pacto" que debe sustentar la intergeneracionalidad para las próximas décadas. De hecho, los niños necesitan la oportunidad de expresarse y ser escuchados "debido a que los adultos no siempre entienden lo que es mejor para ellos". Se trata de encontrar nuevas formas de participación activa en las que niños y niñas puedan convertirse en "sujetos" de una gran comunidad educativa.
«El último día de clases le entregué a ese alumno un texto que me había pedido. Sorprendido de que lo hubiera recordado, me dijo: "¿Sabes que he redescubierto el deseo de experimentar lo que dices?". Y me dice que ha vuelto a conectar con la Iglesia. Las cosas también han cambiado con los colegas. Al tratar con los alumnos del último año de secundaria sobre el sentido religioso en los autores contemporáneos, Montale, Buzzati... los alumnos, descubriendo una nueva perspectiva sobre los autores estudiados, hablan de ellos con los demás profesores. Éstos, sorprendidos y curiosos, empiezan a buscarme. Poco a poco nació una amistad que se convirtió en compartir la misma pasión educativa. Les comunico mi vida, mi fe. “Ahora me siento más cerca de la Iglesia gracias a vosotros. Quiero conocerla. Vi que Jesucristo no es una moraleja, un discurso, sino una persona, un hecho".