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«No hay que bajar la montaña, sino ayudar a la gente a subirla»

por Angelo Sceppacerca

En el avión que lo llevó de regreso a Roma, después de tres días (24-26 de mayo) llenos de encuentros, movimientos, conversaciones, intervenciones en Jordania, Palestina e Israel, el Papa Francisco no rehuyó las preguntas de los periodistas ("El pozo ¡de leones!, ¡pero no creo que ustedes sean leones!”). Entre las preguntas, destaca la de un representante de la lengua alemana sobre el tema del próximo Sínodo sobre la familia: “Estáis suscitando muchas expectativas tanto en la Iglesia como en la comunidad internacional. Dentro de la Iglesia, por ejemplo, ¿qué pasará con la comunión de los divorciados vueltos a casar?”.
Esta, en resumen, es su respuesta: “Gracias por la pregunta sobre las personas divorciadas. El Sínodo será sobre la familia, sobre el problema de la familia, sobre las riquezas de la familia, sobre la situación actual de la familia. La exposición preliminar que hizo el cardenal Kasper constó de cinco capítulos: cuatro sobre las cosas bellas de la familia, el fundamento teológico, algunos problemas familiares; y el quinto sobre el problema pastoral de las separaciones, las nulidades matrimoniales, los divorciados... Este problema incluye el de la comunión. Y no me gustó que tantos fueran ahí mismo, en ese punto, como si todo se redujera a un estudio de caso. No, el asunto es más amplio. Hoy, todos sabemos, la familia está en crisis: está en una crisis global. Los jóvenes no quieren casarse o no se casan y viven juntos, el matrimonio está en crisis y la familia también. El problema pastoral de la familia es muy, muy amplio. 
Y hay que estudiarlo caso por caso. Me ayuda mucho algo que el Papa Benedicto dijo tres veces sobre los divorciados. Estudiar los procedimientos de nulidad matrimonial; estudiar la fe con la que una persona se casa y aclarar que las personas divorciadas no son excomulgadas, y muchas veces son tratadas como excomulgadas. El Sínodo versará sobre la familia: las riquezas, los problemas de la familia. 
Soluciones, nada, todo esto. Ahora quisiera decir por qué un Sínodo sobre la familia: fue para mí una experiencia espiritual muy fuerte. Estoy seguro de que fue el Espíritu del Señor quien nos guió a la elección de este título: estoy seguro, porque hoy la familia necesita realmente mucha ayuda pastoral".
“Familia y evangelización” es un tema verdaderamente actual y urgente. Juan Pablo II dijo: “Como va la familia, así va la Iglesia y así va la sociedad humana en su conjunto”. Pues bien, hoy hay en marcha una impresionante crisis familiar. 
Muchas deserciones de la fe cristiana y muchas protestas contra la Iglesia están vinculadas al rechazo de la ética sexual, matrimonial y familiar propuesta por la enseñanza de la Iglesia. Por tanto, este tema fue muy apropiadamente asignado a la reflexión del Sínodo de los Obispos y de toda la Iglesia. Pero sería contraproducente que en el próximo Sínodo se pusieran en el centro de la atención los estudios de caso sugeridos por los medios de comunicación. En el centro debemos mantener a la familia llamada a ser imagen de la Trinidad, del amor auténtico y de sus características necesarias.
Otro punto compartido es que la reflexión sobre el tema debe combinar verdad y misericordia. Si bien se indica claramente la verdad y la belleza del bien moral y espiritual, al mismo tiempo la responsabilidad subjetiva de las personas debe evaluarse según la llamada ley de la gradualidad. Juan Pablo II dijo sugerentemente: no hay que bajar la montaña, sino ayudar a la gente a subirla a su propio ritmo.
En el informe del cardenal Kasper el cuarto punto estaba dedicado a la familia como Iglesia doméstica. La prioridad pastoral hoy es precisamente la de constituir pequeñas comunidades de familias. Existen ya en muchos países movimientos de espiritualidad y de apostolado familiar, pequeñas comunidades eclesiales, grupos, redes familiares con fines de formación, oración común, escucha de la Palabra de Dios, amistad, ayuda mutua, educación, asistencia. Es necesario favorecer su amplia difusión en las parroquias, para que se conviertan en piedra angular de la vida eclesial ordinaria. Es necesario construir pequeñas comunidades, cada una de las cuales sea una "familia de familias". De esta manera se promueve la estabilidad de cada pareja, se previenen separaciones y divorcios y se demuestra que el Evangelio de la familia no sólo es hermoso, sino también realizable.
Sin embargo, también es importante el quinto punto del informe Kasper: la propuesta de revisar el proceso de nulidad del matrimonio. Existe la impresión generalizada de que los matrimonios inválidos son cada vez más numerosos (esto, entre otras cosas, pone en duda la preparación para el matrimonio, que debería ser mucho más exigente de lo que es actualmente).
 
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