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INTENCIÓN GENERAL

Para que el deporte sea una oportunidad de encuentro fraternal entre los pueblos y contribuya a la causa de la paz mundial.

INTENCIÓN MISIONERA

Para que los cristianos vivan el seguimiento del Evangelio dando testimonio de fe, honestidad y amor por los demás.

INTENCIÓN DE LOS OBISPOS

Porque aprendemos no sólo a dar sino también a recibir de los pobres a los que nos acercamos y ayudamos.

INTENCIÓN DE LA PIA UNIÓN

«Oración por el período estival y vacacional» Señor, mientras te doy gracias por el descanso estival, me acuerdo de los que no lo tienen y les gustaría; pero también de aquellos que tienen mucho y no saben qué hacer con él. Señor, ¿alguna vez ha tenido vacaciones? Dicho así, creo que no. Tu tiempo "importante" lo llenaste de silencio y de conversaciones con el Padre, pero también de visitas a amigos, encuentros con familias, viajes a cada pueblo. El tiempo de descanso es sagrado, porque sana, enseña, prepara, sabio, refina. Señor, da silencio y paz a mi tiempo de descanso. Doña finalmente se encuentra sin prisas con los hermanos con los que me cruzo. Empújame a lugares donde las visitas son raras y apresuradas: hospitales, hospicios, casas atravesadas por el dolor. Saldré de esto más tranquilo y ya sé por qué. Señor, el descanso en la oración no es el vacío de todo, sino la plenitud de Ti. es un tiempo de celebración, alabanza y gratitud. es el octavo instante, como el que siguió a la creación de todo. No es ausencia, sino presencia. Del mundo y las criaturas. De mí, del otro, de Ti. Que así sea.


La oración de los ancianos

Te amé tarde, oh Señor, oh belleza tan antigua y tan nueva; tarde te amé! He aquí, tú estabas dentro de mí y yo fuera; y ahí estaba yo buscándote. Deforme como estaba, me arrojé sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Tus criaturas me alejaron de ti, que no existirían si no estuvieran arraigadas en ti. Me llamaste, gritaste y venciste mi sordera. Has brillado, has brillado y has disipado mi ceguera. Has esparcido tu fragancia, yo la he respirado y ahora te añoro. Te he probado, y tengo hambre y sed. Me has tocado y anhelo tu paz. Cuando me adhiera a ti con todo mi ser, ya no habrá lugar para el dolor y el cansancio, y mi vida estará viva, completamente llena de ti. Es un hecho que levantas a quien llenas; y como todavía no estoy lleno de vosotros, soy una carga para mí mismo. En mí contrastan mis alegrías deplorables con mis tristezas en las que debería alegrarme, y no sé de qué lado está la victoria. De las Confesiones de San Agustín.

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