DEn 1124, fundado por San Guillermo de Vercelli, en una montaña de los Apeninos de Campania, el santuario mariano de Montevergine domina la llanura, testimonio de la profunda devoción popular a la Virgen allí venerada. El domingo 28 de junio de 2023, solemnidad de Pentecostés, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Su Santidad el Papa Francisco, inició el año jubilar de los nueve siglos de la fundación del santuario.
La historia de la Iglesia primitiva es la de una realidad que emerge continuamente, de una experiencia de fe que se encarna en la historia y siempre se regenera, de encuentros que se produjeron bajo la guía y el impulso del Espíritu. La primera residencia de la comunidad cristiana es una habitación «en el piso superior, donde se reunían» (Hch 1, 13): un lugar de reunión que en la lengua original del Nuevo Testamento, el griego, se llama ekklesia, es decir, “Iglesia”.
Mel aire es llevado al cielo. El cielo, alto, inmenso, luminoso, es símbolo de Dios y evoca la trascendencia, la grandeza, la gloria de Dios. Decir que María está elevada al cielo significa que es acogida en la presencia inmediata de Dios, que ella. ha logrado una experiencia directa de él y de la visión beatífica, con la que ha alcanzado una unión perfecta y eterna. María es introducida en la Trinidad, como aparece en muchas representaciones pictóricas del siglo XVII, donde María está más cerca del Padre, el Hijo y el Espíritu que los ángeles y los santos.
C¿Qué cosa más humilde, más sencilla, más silenciosa, más escondida podría ofrecernos el Evangelio para colocar junto a María y Jesús? La figura de José se perfila precisamente en los rasgos del pudor, los más populares, los más comunes, los más -se diría, usando la vara de los valores humanos- insignificantes, ya que no encontramos en él ningún aspecto que pueda danos razón de su grandeza real y de la extraordinaria misión que la Providencia le confió, y que con razón constituye el tema de muchas consideraciones, incluso de muchos panegíricos en honor de San José.