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Antología

JJ Olier penetra con profunda intuición en el misterio de Nazaret y describe el reflejo de la vida trinitaria en la Sagrada Familia. En el profundo silencio nazareno brilla toda la luz, toda la gloria y todo el amor del paraíso esperado en la tierra. La experiencia de la fe nos permite vislumbrar la verdad en el centro de estas palabras.

«Sin duda es una vida maravillosa la de Dios Padre que ama en la eternidad al Hijo y la del Hijo que ama recíprocamente al Espíritu Santo. De la misma manera fue una vida maravillosa la de José y María, quienes juntos representaron a Dios Padre ante Jesucristo su Hijo. ¡Cuál debe haber sido su amor por Jesús y cuál el amor de Jesús por ellos! Nuestro Señor vio en ambos la presencia, la vida, la sustancia, la persona y las perfecciones de Dios Padre y descubriendo en ellas la divina belleza, ¡qué amor, qué alegría, qué consuelo concibió! Por su parte, la Santísima Virgen y San José vieron en Jesús la persona de Dios Padre, ya que él es el Hijo, el Verbo del Padre, el esplendor de su vida y la huella de su sustancia; ¡Qué veneración, qué respeto, qué derroche de amor, qué profunda adoración sintieron!  Había un cielo allí, un cielo en la tierra; hubo delicias infinitas en aquel lugar de dolor, hubo abundancia de todo bien en medio de la pobreza, hubo comienzo de gloria en medio de la pequeñez, abyección y pequeñez de su vida."

San José fue identificado con Dios Padre en la experiencia humana de Jesús, su imagen permanece también ante nosotros como camino de santidad y como fuerza de intercesión. Aquí radica la verdadera devoción a San José.

«Jesucristo amó a Dios Padre en San José y lo adoró bajo su figura, en la que realmente vivía el Padre. Ahora nos toca a nosotros seguir esta enseñanza y buscar al Padre en este santo. En él debemos ver, contemplar y adorar todas las perfecciones divinas, cuya suma nos hará perfectos como es perfecto nuestro Padre celestial. De hecho, aprendemos de este santo que uno puede parecerse a Dios Padre y ser perfecto en la tierra como lo es en el cielo. . Y como en Dios Padre San José es fuente de todo bien y de toda misericordia, se puede decir de él que nada se le pide sin obtenerlo."

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