El probable fallo del Tribunal Constitucional sobre el suicidio asistido se espera para el 24 de septiembre. Las asociaciones católicas dicen un firme no a esta práctica y a cualquier forma de eutanasia, y esperan que el nuevo gobierno invierta en cuidados paliativos, reforzándolos y garantizando el acceso a ellos para todos.
El 11 de septiembre se celebró en Roma un encuentro de reflexión con el Card. Bassetti considera que el trabajo parlamentario también debería dedicarse a una revisión de las Disposiciones Anticipadas sobre Tratamientos, con especial atención a la cuestión de la nutrición e hidratación asistidas, actualmente incluidas en la categoría de tratamientos de salud, y a la objeción de conciencia. Tras advertir sobre el riesgo de la eugenesia, el cardenal recordó que la Iglesia está llamada a hacer oír "su voz sin miedo" dando testimonio de los "valores evangélicos de la dignidad de cada persona y de la solidaridad fraterna". De ahí el importante papel de las comunidades cristianas y de las asociaciones católicas en el debate cultural.
“Para evitar que una sentencia del Consejo provoque el desmantelamiento del delito de ayuda al suicidio, El Parlamento pronto debería poder debatir y modificar el art. 580 o, en todo caso, iniciar un proceso de discusión de la ley que podría llevar a la propia Corte a conceder un plazo adicional". El card. está convencido de ello. Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia-Città della Pieve y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que intervino en el encuentro de reflexión “Eutanasia y suicidio asistido. ¿Qué dignidad de la muerte y del morir?” que se desarrolla esta tarde en Roma por iniciativa de la Mesa Familia y Vida constituida en la CEI, pocos días antes del 24 de septiembre, fecha de la audiencia del Tribunal Constitucional sobre el asunto.
“El camino más viable – explica el cardenal – sería atenuar y diferenciar las sanciones por ayudar al suicidio, en el caso particular en que los familiares o quienes cuidan del paciente son quienes actúan. Este escenario, lejos de ser ideal, sería todavía algo diferente de la posibilidad de despenalizar el delito en sí." Si siguiéramos la línea de la despenalización, advierte, "el Parlamento se vería prácticamente obligado a regular el suicidio asistido" con "una previsible multiplicación de los casos".
Sin embargo, comenta el presidente del CEI, ante el delito de suicidio,
“El trabajo parlamentario debería dedicarse a una revisión de las Disposiciones de Tratamiento Anticipado”.
Para el cardenal, se debe revisar la ley 219/2017 donde incluye la nutrición e hidratación asistidas en la categoría de tratamientos de salud, "que como tales pueden suspenderse", se deben aclarar las circunstancias establecidas para la sedación profunda y "la posibilidad de realizar ejercicio consciente". objeción". Por último, se debe reforzar el uso de cuidados paliativos.
Según el presidente del CEI,
la aprobación del suicidio asistido en nuestro país abriría "un verdadero abismo desde el punto de vista legislativo, poniéndose en conflicto con la propia Constitución italiana",
según la cual "la República reconoce y garantiza los derechos inviolables del hombre", el primero de los cuales es el derecho a la vida. Este contraste marcaría una transición irreversible desde el punto de vista jurídico", con "enormes consecuencias a nivel social". Para Bassetti, "se iniciaría una pendiente resbaladiza: quitarse la vida sería cada vez más normal y esto podría ocurrir por cualquier motivo y, además, con la aprobación y el apoyo de las estructuras sanitarias del Estado". Un escenario devastador "en las difíciles etapas de la adolescencia", y que "llevaría a seleccionar, mediante la formulación de parámetros específicos sancionados por el Estado, quiénes todavía necesitan tratamiento y quiénes no tienen derecho a él". En una sociedad en la que "los más indefensos ya son seleccionados eugenésicamente", advierte el purpurado, "las leyes cuya aprobación tememos no harían más que ampliar este oprobio, haciendo la vida humana cada vez más parecida a un objeto y cada vez más sujeta a la regla". del consumismo”. Además, el significado de la profesión médica se transformaría, la asistencia sanitaria pasaría a ser "a dos niveles, y aumentaría la peligrosa tendencia a ofrecer una asistencia más o menos cualificada, en función de las posibilidades económicas de cada uno". De ahí la referencia a la enseñanza del Papa Francisco en el discurso a los participantes en la plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe el 26 de enero de 2018:
“La vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, posee una dignidad que la hace intangible”.
Incluso en caso de enfermedad grave, continúa el cardenal, "darse la muerte" no es "una elección de auténtica libertad" y "no hay ningún derecho" en este sentido. La Iglesia, por su parte, está llamada a hacer oír "su voz sin miedo". El deseo de quitarse la vida, explica, revela más bien "una mentalidad muy extendida que lleva a percibir a quien sufre como una carga" para la familia y para la sociedad pero, si se mira más de cerca, "esta visión se basa en una premisa utilitaria". . De ahí una advertencia: "Despertemos del cinismo economicista" y "rodeemos a los enfermos y a todos los más débiles del amor que, como todo ser humano, necesitan para vivir". El presidente de la CEI rechaza un supuesto "derecho a suicidarse" y subraya que la Iglesia debe "dar testimonio de los valores evangélicos de la dignidad de toda persona y de la solidaridad fraterna". La Iglesia "debe vivir estos valores, haciendo oír también su voz sin miedo, especialmente cuando está en juego la vida de tantas personas débiles e indefensas". La contribución cultural de los católicos es "obligada" y "esperada" por la sociedad. De ahí, subraya Bassetti, "el valor insustituible de las comunidades y asociaciones cristianas". “Aseguro al mundo de la política – concluye – que la Iglesia reconoce y promueve una sana laicidad, mientras participamos con humildad y convicción en el debate público” para que no “perdamos la dignidad de cada ser humano” ni cedamos. a las “tentaciones selectivas”. Finalmente, se espera que "la preocupación expresada por muchos laicos, incluso de sensibilidades diferentes, pueda contribuir a un debate positivo".
(De señor)