«Quien da a los pobres, a Dios presta» Don Luigi Guanella
El día de Pentecostés celebra el nacimiento de la Iglesia: el Espíritu Santo se convierte en el alma de los creyentes, es el viento en las velas de la Iglesia que la empuja hacia los puertos de la humanidad. En la escuela de María los discípulos aprendieron a conocer el misterio contenido en las palabras de Jesús y de esta presencia sacaron la fuerza de su misión en el mundo. Sólo Santiago recibirá el martirio en Jerusalén, los demás apóstoles darán testimonio de su fe en Jesús en los caminos del mundo. Pietro está en Roma. Tomás en la India. Pablo es un peregrino en las ciudades del Mediterráneo. En los Hechos de los Apóstoles y en sus cartas los apóstoles confían en las oraciones de las comunidades cristianas para que Dios los ayude en su misión como apóstoles.
El hombre necesita oraciones como la sangre necesita oxígeno. En un mundo espiritualmente contaminado como el nuestro, la invocación a Dios es beneficiosa porque quienes oran benefician al mundo como el sol beneficia a la tierra.
La Pía Unión vive a la sombra de la casa de Nazaret donde San José educó a Jesús y todavía hoy está atenta a la formación de quienes actuarán en la vida en el nombre de Jesús.
La Pía Unión propone una iniciativa interesante: una adopción espiritual. Quienes no tienen la posibilidad de apoyar a un seminarista con una beca, pueden compensarla con limosna espiritual adoptando con oración a un seminarista en su camino de preparación al sacerdocio.
No hay pobre tan pobre que no pueda dar su participación en el amor; por este motivo, quienes deseen adoptar un candidato al sacerdocio pueden comunicar su intención a la Dirección de la Pía Unión de San José, que asignará un joven seminarista para que le acompañe en su discernimiento vocacional y en el establecimiento de las bases de una rica espiritualidad. .
Esta limosna espiritual no será unidireccional, Dios mismo se encargará de hacer descender su bendición sobre quienes se sumen a esta noble iniciativa.